El cambio climático aumenta los fenómenos meteorológicos extremos
Está científicamente demostrado que el cambio climático provoca una mayor probabilidad de que se produzcan fenómenos naturales extremos. Según la Organización Meteorológica Mundial, la ocurrencia de fenómenos meteorológicos extremos como tormentas, sequías o lluvias torrenciales ha aumentado considerablemente en los últimos 50 años. Entre 1970 y 2019, se registraron alrededor de 11.000 catástrofes atribuibles a desastres naturales causados o facilitados por el ser humano. Las catástrofes relacionadas con el tiempo o el clima, clasificadas como extremas, también se producen con mucha más frecuencia. El resultado: dos millones de muertes en todo el mundo, alrededor del 90% de ellas en países en desarrollo.
Las catástrofes naturales y el cambio climático amenazan sobre todo a los países pobres
Los países en desarrollo suelen estar especialmente expuestos a graves catástrofes naturales. Además, los habitantes de estos países suelen ser los más afectados por los fenómenos meteorológicos extremos, ya que tienen menos capacidad para afrontarlos. Los habitantes de las zonas rurales se ven especialmente afectados. A menudo no disponen de recursos suficientes para adaptarse al cambio climático o para prepararse para las catástrofes.
La resiliencia a los impactos del cambio climático es, pues, el resultado de varios factores: cuanto más frágil es la infraestructura, más alto es el nivel de pobreza extrema y más pobre es el acceso al sistema de salud pública, más vulnerable es la sociedad a los eventos climáticos extremos. Aunque estos fenómenos naturales extremos no pueden prevenirse directamente, los países pueden reducir el riesgo de catástrofes luchando contra la pobreza y el hambre, reforzando la educación y la sanidad, y adoptando medidas de precaución.
Medidas de precaución para adaptarse al cambio climático
Nuestros proyectos internacionales también tienen que soportar de vez en cuando fenómenos meteorológicos extremos. A finales de enero, por ejemplo, el emplazamiento de nuestro proyecto en Malawi se vio afectado por una tormenta tropical cuyos fuertes vientos y fuertes lluvias provocaron graves inundaciones, destruyeron parte de las infraestructuras de las aldeas y dejaron sin electricidad durante 48 horas. La tormenta tropical vuelve a poner de manifiesto los riesgos de las consecuencias de las catástrofes climáticas en la región.
Nuestras parcelas DAF establecidas en el proyecto permanecieron intactas porque, gracias a la diversidad de plantas y a la densidad de plantación, la capa superior del suelo se "mantiene en su sitio" incluso durante las tormentas u otros fenómenos meteorológicos extremos. Gracias a la resistencia del método de cultivo DAF a los impactos del cambio climático, las familias de agricultores de nuestro proyecto están bien equipadas para hacer frente a los impactos meteorológicos extremos del cambio climático. Al apoyar a los pequeños agricultores, nuestro proyecto promueve no sólo la conservación de la naturaleza autóctona, sino también la lucha contra la pobreza y el hambre al mismo tiempo.