Leche y carne hacen una diferencia
La emisión de metano y gas hilarante, producido de la agricultura, podría ser reducida en más del 80 por ciento - relatan los investigatores del Instituto de Potsdam (PIK). Los resultados de su estudio de modelación fueron publicados recientemente en la revista científica „Global Environmental Change“ („Cambio ambiental global).„Leche y carne de verdad hacen una diferenica“, Alexander Popp del Instituto de Potsdam, PIK. „Reduciendo el consumo de estos productos alimenticios, podríamos rebajar las futuras emisiones agrícolas de gas hilarante y metano por debajo del nivel de 1995“, explica el autor principal del estudio. Hasta ahora la expulsión de los gases de efecto invernadero en la agricultura – más que todo gas hilarante y metano – aumentó constantemente. En el año 2005 la cuota de los gases de efecto invernadero producido por el hombre salía a al rededor del 14 por ciento. „Además de la alimentación conciente por parte del consumidor, las emisiones podrían ser rebajadas significativamente por parte de los productores -
El modelo de la utilización global de la tierra
Los investigadores estudiaron mediante un modelo de computadora de utilización global de la tierra Como los cálculos demuestran, las emisiones de gas hilarante y metano aumentarían hasta el año 2005, si el consumo de alimentos per cápita quedaría igual en cantidad y calidad como en el 1995. Si se toma en consideración, que con el aumento de los ingresos crecerá también el consumo de carne y productos lácteos, estas emisones subirán aún más. En el caso que la demanda de carne y productos lácteos disminuiría cada diez años de un cuarto respectivamente, entre el 2015 y 2055 las emisiones por el contrario se reducirían a un nivel por debajo del 1995.Reducir las emisiones de gas hilarante y de metano
Además hay posibilidades técnicas de seguir reduciendo las emisiones. Estas reducciones pero son menores que las que hay por una modificación de la alimentación. El mayor potencial se podría aprovechar con una combinación de ambos enfoques, refieren los investigadores. En comparación del escenario que tiene en cuenta el esperado crecimiento demográfico y consiguiente aumento de la demanda de carne y productos lácteos, las emisiones de gas hilarante y metano podrían ser reducidas del 84 por ciento hasta el año 2055.Los productos cárnicos y lácteos, con un promedio de al rededor un tercio del abastecimiento de proteínas, representan pero una parte importante de la alimentación mundial. Muchas personas pobres y subalimentadas en los países de desarrollo, que sufren fequentemente de deficiencia de proteínas, no pueden reducir aún más su consumo. Por el contrario, una alimentación menos basada en el consumo de carne en los países industriales tendría efectos de salud muy positivas, añaden los autores.