Las especies exóticas que se establecen en nuevos hábitats pueden provocar cambios en los ecosistemas o repercutir en la biodiversidad. Sin embargo, no todas las especies son problemáticas para la conservación de la naturaleza.
Las especies que se dan en la naturaleza en nuestro país se conocen como especies autóctonas o nativas. Las especies exóticas se introducen en nuevas zonas por influencia humana, ya sea de forma intencionada (por ejemplo, mediante la importación como cultivo) o no intencionada (por ejemplo, mediante la introducción de agua de lastre en los barcos).
Desde el Neolítico, cuando comenzó la agricultura, se han producido repetidas introducciones y colonizaciones de especies exóticas en Europa Central. En este proceso influyó notablemente el aumento del comercio y el transporte. El descubrimiento de América en 1492 marcó un importante punto de inflexión: las especies introducidas anteriormente se conocen como arqueobiota. En Alemania hay establecidas unas 300 especies de este tipo. Entre ellas figuran el hámster de campo, el faisán y la amapola de maíz.
Las especies introducidas después de 1492 se denominan neobiota. En la actualidad hay unas 900 especies neobiota establecidas en Alemania, lo que corresponde aproximadamente al uno por ciento del total de 74.000 especies establecidas. El mayor grupo de neobiota son las plantas (neófitas), con unas 470 especies establecidas, entre las que se incluyen cultivos como la patata y el maíz. También hay invertebrados y vertebrados (neozoos) con un total de unas 320 especies y hongos (neomicetos) con algo menos de 100 especies.
En los últimos 170 años aproximadamente, el número de especies neobiota ha aumentado considerablemente, debido sobre todo al comercio y el transporte mundiales. Al mismo tiempo, también ha aumentado considerablemente el número de especies exóticas que antes sólo se encontraban esporádicamente en la naturaleza. Entre las neobiota, unas 1.600 especies vegetales, unas 40 especies de hongos y más de 450 especies animales se consideran actualmente en peligro de extinción. Es probable que el número de casos no declarados sea elevado, sobre todo en el caso de los invertebrados, las plantas inferiores y los hongos, ya que hasta la fecha no se han registrado adecuadamente.
La mayoría de las especies exóticas no plantean un problema directo de conservación y están sujetas a la protección general de las especies silvestres. Algunas especies pueden incluso percibirse como un enriquecimiento. No obstante, hay algunas especies exóticas que se consideran "invasoras", ya que pueden amenazar la biodiversidad en su nuevo hábitat.
En Europa Central, debido a la larga historia del uso de la tierra y a la permeabilidad geográfica, las especies invasoras suponen una amenaza menor para la biodiversidad que en las islas aisladas, por ejemplo, que sólo se han enfrentado a especies exóticas en los últimos siglos. Sin embargo, se espera que el calentamiento global previsto provoque una mayor propagación de especies exóticas y, por tanto, un mayor riesgo de especies invasoras.
Los efectos negativos de las especies invasoras en la naturaleza son múltiples. Pueden desequilibrar los ecosistemas y desplazar a las especies autóctonas. Según el Consejo Mundial de la Biodiversidad (IPBES), la "invasión de especies exóticas" es una de las cinco principales causas de extinción de especies en el mundo. Alrededor de una quinta parte de la superficie terrestre está amenazada por plantas y animales invasores, lo que repercute negativamente en las especies autóctonas, las funciones de los ecosistemas y las aportaciones de la naturaleza al ser humano. Además, las especies invasoras también pueden causar problemas económicos y sanitarios, por ejemplo como plagas o transmitiendo enfermedades.
Para contrarrestar el problema de las especies invasoras, se recomienda internacionalmente adoptar un enfoque en tres fases: Prevención, sistemas de alerta temprana y medidas inmediatas de contención. Debe evitarse en la medida de lo posible la introducción de nuevas especies exóticas, y las especies invasoras de reciente aparición deben reconocerse en una fase temprana y contener su propagación durante el mayor tiempo posible.
El sistema de alerta temprana llega demasiado tarde para la rana toro. Se está extendiendo rápidamente en Alemania y es problemática porque compite con todos los anfibios autóctonos por el alimento. Debido a su enorme tamaño de hasta 20 cm, también se come a los peces, las lombrices de tierra, los caracoles e incluso a los de su propia especie. En América, tiene depredadores como buitres, garzas reales, martas y serpientes de agua. Una hembra pone unos 20.000 huevos. Esto le permite propagarse de forma explosiva. Por ello, en Renania-Palatinado está permitida su caza.
La prevención de la propagación del perejil gigante neófito también llega demasiado tarde. Actualmente está muy extendida en Alemania, sobre todo a lo largo de ríos y arroyos, pero también puede encontrarse en barbechos y prados. Debido a su crecimiento denso y alto, de 2 a 5 metros, modifica considerablemente el paisaje y desplaza a las especies autóctonas. Su efecto fotóxico, perjudicial para la salud humana, es especialmente problemático.
Para su control a gran escala se utilizan herbicidas. Las plantas individuales o los pequeños rodales pueden desenterrarse en primavera/otoño con ropa protectora adecuada y eliminarse cortando las raíces. La siega o el corte de la inflorescencia al principio de la maduración de los frutos (finales de julio) también pueden acabar con las plantas.
No todos los neófitos o neozoos recién inmigrados suelen ser problemáticos. Según la Agencia Federal para la Conservación de la Naturaleza, la mayoría de las especies exóticas que han colonizado nuestro país no suponen ninguna amenaza para la naturaleza o la salud. Sin embargo, alrededor del diez por ciento causaría problemas en términos de conservación de la naturaleza.
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Fuentes:
BfN, Tagesschau, IPBES, BUND, BMUV
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