El método de cultivo de la Agroforestería Dinámica (DAF) se basa en los conocimientos de los pueblos indígenas de América Latina y se ha adaptado a las necesidades de la agricultura moderna en las últimas décadas. Naturefund utiliza la agroforestería dinámica en sus proyectos en todo el mundo y desarrolla continuamente este método.
En el DAF, los cultivos y las plantas acompañantes se cultivan en la misma superficie según los principios de diversidad, densidad y poda. El resultado es un sistema de plantación dinámico con plantas sanas, un alto crecimiento de la biomasa y una mayor resistencia a las consecuencias del cambio climático, como la sequía y las lluvias torrenciales. Al mismo tiempo, las parcelas DAF muestran un aumento significativo de la biodiversidad tanto en el sistema vegetal como en el suelo al cabo de poco tiempo. En resumen, el método permite obtener plantas sanas, un alto rendimiento y una mayor resistencia a la sequía y a las lluvias torrenciales.
Las tierras convertidas a DAF tienen un mayor rendimiento en comparación con los cultivos convencionales, mientras que los pesticidas y los fertilizantes artificiales apenas son necesarios. El método de Agroforestería Dinámica ha sido utilizado con éxito por Naturefund en cooperación con familias de pequeños agricultores en América Latina y África desde 2011. Desde 2016, existen las primeras zonas piloto con explotaciones más grandes en Europa Central. Numerosos estudios internacionales demuestran que el método DAF utiliza ciertos mecanismos naturales que han recibido poca atención en la agricultura convencional.
La agroforestería dinámica imita un sistema vegetal natural y aplica tres principios en particular:
Los principios del DAF se aplican universalmente a las plantas. El método puede utilizarse en cualquier zona climática y en casi todos los suelos. Especialmente los suelos degenerados se recuperan y vuelven a ser fértiles en un tiempo relativamente corto cuando se aplica la DAF.
Lo ideal es que una parcela DAF tenga:
Se trata de la distribución óptima de las plantas, que no siempre se consigue ni tiene por qué conseguirse. Pero en los últimos años se ha demostrado que cuanto más se tienen en cuenta estos principios, mejor crecen las plantas y más rápido se recupera el suelo. Las plantas están mejor nutridas y son más resistentes a las enfermedades y plagas. Apenas se necesitan fertilizantes y plaguicidas, con rendimientos igualmente altos y a menudo superiores a los del cultivo convencional.
El DAF tiene un gran potencial para:
La DAF conduce a una elevada producción de biomasa de las plantas, que así absorben más carbono. Al mismo tiempo, la DAF favorece la formación de humus y, por tanto, el almacenamiento de carbono en el suelo.
Si además se combina el DAF con el carbono vegetal, se puede crear un sistema que almacena el carbono en el suelo a largo plazo, ¡hasta 1.000 años y más! Qué más queremos: plantas que crezcan sanas y produzcan alimentos sanos y un suelo sano y rico en humus que pueda almacenar enormes cantidades de carbono. Al mismo tiempo, los sistemas DAF son muy ricos en especies. ¿Qué más queremos?