Originalmente, la meseta de Madagascar estaba densamente forestada a lo largo de cientos de miles de kilómetros. Pero el hambre del hombre por la madera y los incendios anuales la destruyeron. Hoy en día, la meseta es una pradera reseca casi sin árboles. Milagrosamente, sin embargo, un pequeño remanente de 33 hectáreas de bosque ha sobrevivido en Ankafobe. Naturefund ahora quiere proteger este bosque, establecer patrullas de bomberos y ayudar a la población local a reforestar sus tierras utilizando el método de la agroforestería dinámica.